miércoles, 7 de octubre de 2009

ESTAMBUL (Parte II): UN PUENTE ENTRE DOS CONTINENTES

El segundo de los aspectos en que siempre ha destacado la ciudad de Estambul es en el económico, como lo demuestra que en la actualidad acoja la reunión del FMI. Esta vocación comercial es fruto en gran medida de su privilegiada situación entre Europa y Asia, que a lo largo de la historia la ha hecho tan apetecible para diversos Imperios; a lo cual se suma el carácter de los turcos, deseosos de hacer negocio a la menor oportunidad.


Acceso al Gran Bazar de Estambul (Obtenida de wikipedia)

Uno de los ejemplos más impresionantes de ese pasado y presente comercial es el Gran Bazar (Kapali Çarsi), un increible y variado mercado cubierto que ocupa 35 hectáreas de la ciudad de Estambul, formado por ochenta calles y que cuenta con más de 4500 tiendas: el primer gran centro comercial del mundo, ya que fue construido en 1464 aunque tuvo que ser reformado tras un terremoto en el siglo XIX.


Fuente en el Gran Bazar (Estambul)

Ya en sus orígenes contaba con seis fuentes, mezquita y doce capillas, y otros lujos para su época; si bien en la actualidad la mayoría de sus clientes son turistas aún perdura un toque gremial, ya que sus tiendas están agrupadas en función del tipo de producto a la venta (joyería de oro, alfombras, narguiles...) como antaño, y todavía se practica el regateo (en general con poca suerte para los poco acostumbrados turistas).


Calle de textiles del Gran Bazar (Estambul)

Sin embargo este Bazar, famoso en todo el mundo, no es el único de la ciudad ya que también destaca el Bazar Egipcio, que mantiene su carácter exótico y un aroma especial, gracias a que está dedicado en su mayoría a las especias, muchas de ellas traidas de lugares lejanos de Asia rememorando la ancestral Ruta de la Seda, cuando la seda, especias y otros artículos de lujo (porcelana, joyas, etc.) eran transportados desde China por tierra hasta Estambul para luego ser repartidos a toda Europa por barco a cambio de oro y piedras preciosas.


Puesto de especias del Bazar Egipcio (Estambul)

La ruta de la Seda se originó gracias a los intercambios entre el Imperio Romano y el Imperio Chino hace más de 2000 años, y alcanzó su apogeo con la capitalidad de Constantinopla en el siglo IV. Con la llegada del Islam, los árabes pasaron a controlar el final de la ruta, convirtiéndose así en intermediarios imprescindibles e incrementando los precios para los europeos, si bien para asegurar tan vital fuente de ingresos crearon lugares para proteger las caravanas, situados a la distancia de un día de tránsitos, los llamados Caravasares (Kervansarays).



Caravasar de Sultanhani (Anatolia Central, Turquía)

En las ciudades por el contrario aparecieron los Han, mitad palacio mitad albergue de caravanas. Todos ellos, tanto caravasares como hani, presididos en su centro por una pequeña mezquita, rodeada de estancias destinadas a los diversos usos (residencia, almacén, cuadras para camellos y otras bestias de carga) y con murallas que lo cercaban, protegiendo los productos de los habituales conflictos e intentos de saqueo en tan largo recorrido.



Mezquita del Han Koza (Bursa, Turquía)

En la actualidad la ruta de la seda, que hizo famosa Marco Polo en los libros que contaban sus viajes por ella hasta China, ha desaparecido; sin embargo, la importancia de Estambul como punto intermedio de gran cantidad de mercancías que transitan entre Europa y Asia es todavía un hecho, como demuestra el emorme tráfico de barcos cargados de contenedores que cruzan el estrecho del Bósforo.


Barcos cargueros en el Mar del Mármara

Fotos Juanjo Martínez