Cuando analizamos el final de la Guerra Fría se suele dar por concluida a principios de los años 90 del siglo XX: gracias a la caída del muro de Berlín (1989) y la desaparición de los regímenes comunistas que conformaban el bloque soviético, en especial la desitegración de la propia URSS; sin embargo, en pleno siglo XXI aún pervive un conflicto latente heredero de las relaciones internacionales que marcaron la segunda mitad del siglo pasado, nos referimos a las tensiones nucleares en Corea del Norte.
El régimen de corte estalinista que perdura en Corea del Norte nos hace retroceder más de 50 años en la historia, puesto que aunque tenga ciertas peculiaridades mantiene enormes semejanzas con la Unión Soviética de la época de Josef Stalin y continúa en posiciones internacionales propias de la política de bloques, como su obsesión nuclear, la paranoia de la amenaza exterior y las contínuas demostraciones de poderío militar, como el último lanzamiento de misiles (pulsa aquí para ver la noticia).
El origen de esta área conflictiva en el este de Asia hay que buscarlo en el final de la 2ª Guerra Mundial en 1945, tras la derrota de Japón, y la ocupación de la península de Corea por las dos superpotencias (Estados Unidos y la Unión Soviética) que protagonizarían la llamada Guerra Fría. El reparto de su influencia en torno al paralelo 38º configuró dos estados, el norte apoyado por la URSS y luego, desde 1949, también la China de Mao Zedong y el sur bajo una dictadura sostenida por el presidente de los EE.UU. Harry Truman. Muy pronto las dos Coreas protagonizaron el primero de los enfrentamientos indirectos entre los bloques comunista y capitalista, es la denominada Guerra de Corea (1950-1953) que tras alcanzarse un armisticio no modificó apenas la situación, pese a las destrucciones y pérdida de vidas, no llegándose nunca a establecerse una paz definitiva.
Cuadro del Gran Líder Kim Il Sung Imagen de "padrecito" Stalin
La República Democrática Popular de Corea (Corea del Norte) se fundó durante el gobierno de Kim Il Sung mediante la creación de un estado represor siguiendo una política estalinista, caracterizada por el encuadramiento de las masas y una férrea disciplina social ejercida por las organizaciones comunistas, encabezadas por el Partido de losTrabajadores de Corea. Esta política, sustentada sobre una propaganda presente en todos los ámbitos de la vida encumbró a Kim Il Sung como Gran Líder de la revolución socialista en Corea, al igual que Stalin en la URSS, generando un desmesurado culto a la personalidad del líder, el cual "nunca se equivocaba".
Ofrendas florales ante una gran estatua de Kim Il Sung
A través de una estricta educación en las escuelas, un total control de los medios de comunicación y una estudiada manipulación de la realidad, se fomentaba la idea de semidios del líder, que en el caso coreano incluso permitió la sucesión por su hijo, actual dirigente supremo del país desde 1994, Kim Jong Il (utilizando la imagen de su padre para afianzarse en el cargo como hizo Stalin con la de Lenin); generandose la primera dictadura comunista hereditaria en el mundo y que según algunos analistas parece puede continuar (señalando este hecho como el origen de la reciente escalada militar del país).
Demostración militar en Pyongyang
Kim Jong Il, máximo dirigente norcoreano
Podéis ver un reportaje muy instructivo de la realidad actual de Corea del Norte, realizado a escondidas por Jon Sistiaga, pichando este enlace:
Corea del Norte ha vivido estos últimos 60 años sin sufrir apenas cambios bajo un régimen represivo, que ha creado campos de concentración para la reeducación de los disidentes (semejantes a los gulags soviéticos), manteniendo un estricto control social, bajo una economía estatal planificada enfocada hacia la industria pesada que ha producido ocasionales hambrunas entre la población, además de fomentar el aislamiento del exterior para evitar cualquier influencia (sus habitantes no pueden acceder a internet). Esta situación provoca que se hable de lavado de cerebro colectivo y que se refleja en las grandes paradas y desfiles donde participan enormes cantidades de norcoreanos.
Desfile de masas en la plaza de Kim Il Sung
Por otra parte, el régimen totalitario de Kin Jong Il ha desarrollado un exacerbado militarismo, herencia de la era de la Guerra Fría, auzando ante la población la idea de la amenaza exterior e invirtiendo grandes recursos en la producción de misiles y armas nucleares (primer país del mundo en gasto militar en relación a su PIB, el 25%). Esta situación pone en peligro la estabilidad de la región y atemoriza a sus vecinos de Corea del Sur (arruinando los avances conseguidos en la normalización de relaciones) y Japón, preocupando a EE.UU. y a la ONU, que se ve impotente para frenar la escalada de tesión, pese a la imposición de sanciones.